41° aniversario del CAICYT, 59 años de la misma misión. Entrevista al Dr. Suter

En el marco del 41° Aniversario del Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT-CONICET) quisiéramos compartir con nuestras comunidades de usuarios un ciclo de entrevistas que realizamos a algunos de los protagonistas desde sus primeros años.

El próximo viernes, 14 de julio de 2017, se cumplirán 41 años de la sigla CAICYT, 59 años de la misma misión. Recordemos que el Centro tuvo sus orígenes en la División Biblioteca e Información Bibliográfica que empezara a funcionar en 1958 a pocos meses de la creación de CONICET. En 1962 fue transformado en Centro de Documentación Científica, departamento específico de CONICET y luego mediante la Res. Nº 117/1976 toma su nombre de Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica. Es con su sigla definitiva –CAICYT– que se ha transformado en un referente nacional e internacional en aspectos de servicios documentales y comunicación científica.

Damos comienzo al Ciclo “CAICYT por sus protagonistas” con palabras del Dr. Suter, Director del CAICYT desde 1993 hasta 1999.

TITO SUTER (T.S.)
Nacido en Buenos Aires el 08/11/1930
Ingeniero Civil recibido en la Universidad de Buenos Aires. Dr. en Física Nuclear, Universidad de Uppsala, Suecia.
Investigador en espectroscopía nuclear, jefe del departamento de Física Nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Director del Centro de Cómputos, CNEA. Director del Departamento de Información Técnica, CNEA. Director técnico CAICYT. Vicepresidente del organismo internacional ISSN.

Contexto nacional e internacional de su gestión.

T.S.: El CAICYT tuvo en su creador, Ricardo Gietz, un excelente director, que además supo establecer muy buenos vínculos con organismos internacionales de documentación, como la FID, que llegó a presidir. Como es habitual en nuestro país, cambios políticos impulsaron su alejamiento y la institución quedó relativamente desamparada, primero bajo la dirección de su jefe administrativo, que era ajeno a los aspectos técnicos del organismo, y el cual posteriormente se ausentó por razones de salud, por lo cual finalmente el funcionamiento de la institución se mantuvo gracias a la buena disposición de su personal que continuó con sus tareas, tal como las había organizado tiempo atrás Ricardo Gietz.

Mi nombramiento como Director Técnico (inicialmente prestado por la CNEA -Comisión Nacional de Energía Atómica-) tenía por objetivo salvar la situación, pero luego en los hechos me correspondió asumir plenamente la dirección del organismo.

Mi actuación hasta ese momento había sido científica y técnica: a cargo del Departamento de Física Nuclear de la CNEA, creación y dirección del Centro de Cómputos y del departamento de Información Técnica de esa institución. Participé en la instalación del Sistema de Información Nuclear, INIS del OIEA, Viena y tuve a mi cargo su funcionamiento en la Argentina y la representación de nuestro país ante ese organismo internacional. Por esa vía mantenía permanente contacto con otros centros nacionales de información técnica, como el de Alemania. El INIS fue además la vía de introducción del software bibliográfico ISIS, transformado luego en MICROISIS que luego procuré hacer conocer en nuestro país.

Había colaborado con Gietz cuando el CAICYT decidió obtener información de las cintas magnéticas que distribuía el Chemical Abtracts (Tarea semejante se hacía con las cintas distribuidas por el INIS). Posteriormente cuando Gietz dejó el CAICYT cooperé en la instalación informática del Centro de Documentación que pasó a dirigir.

¿Cuál fue el mayor desafío que tuvo su gestión? ¿Cuál fue el logro institucional que destaca del período?

T.S.: Estos antecedentes aclaran uno de los mayores desafíos que encontré en mi gestión: insertarme en un ambiente muy lejano al científico-técnico al que estaba habituado y mentalizar al personal bibliotecario y administrativo en el uso de las técnicas digitales, las que en aquel entonces parecía que estaban reservadas a los informáticos. Dispuse la compra de un conjunto de PC como una de las primeras medidas.

El segundo gran desafío fue solucionar el problema de la sede del CAICYT. La que encontré estaba en un tercer piso alquilado en un viejo inmueble de calle Moreno al 400, que había sido cedido (decisión controvertida) a una fundación de abogados. Cuando el ascensor dejó de funcionar, resultó que por su antigüedad era irreparable y el único acceso era por una escalera metálica de caracol que convertía el acceso en inseguro y no apto para el uso del público. Me tocó adaptar –una vez obtenida- la actual sede de la calle Saavedra a su nuevo destino y realizar la mudanza.

En función de las tendencias actuales ¿hacia dónde cree que se debería encaminar el CAICYT?

T.S.: En cuanto a hacia donde debe encaminarse el CAICYT, no me siento en este momento en condiciones de dar una respuesta adecuada. Considero sin embargo que la respuesta debe darse con la intervención de los técnicos y científicos a los que está destinada la información. En los centros de información científica que he conocido en los países más desarrollados la mayoría del personal eran técnicos o científicos que asesoraban y hablaban el mismo idioma que los destinatarios del servicio.